noviembre 18, 2010

La olvidada Hungría.




Aquel equipo que ha dado la mayor goleada en la historia de los mundiales (a mi querido país El Salvador por 10-1) no ha vuelto a figurar.Parecen ya lejanos aquellos días en que brillaban con luz propia los magiares.

Ostentan dos subcampeonatos, uno conseguido en Francia 1938 cayendo ante la Italia de Pozzo por 4-2 -desempeño al que hay que apuntar una prodigiosa goleada de 5-1 en semifinales frente a Suecia- y el otro de Suiza 1954 (vrs Alemania 3-2 ) en el partido que todos dan en llamar "el milagro de Berna" perdiendo ante un rival al que había humillado 8-3 en la primera ronda.

No deja de llamar la atención como poco a poco su estrella se fue apagando al grado de prácticamente no existir en el plano futbolístico mundial. Ni siquiera a nivel de clubes ha tenido continuidad. La referencia más reciente se remonta a la lejana final de la Copa Uefa de 1986 (mismo año en el que el seleccionado accedió por última vez al mundial cayendo desastrosamente 6-0 vrs la URSS) con el Videoton -ahora Fehérvár- que enfrentó al Real Madrid, a doble partido y perdiendo con global de 3-1.

Con 3 medallas de oro, una de plata y una de bronce es el máximo ganador olímpico, logrado en un periplo de 16 años. En efecto, fue en Helsinki donde todo comenzó. Los finlandeses auspiciaron en 1952 los Juegos y presenciaron el nacimiento de un gigante. Ya venían mostrando su cartel con una seguidilla de encuentros invicto que ascendió a 31 partidos, incluida una descomunal goleada por 6-3 vrs Inglaterra, a la sazón la primera derrota en Wembley de la historia. Ganan la medalla de oro imponiéndose 2-0 a Yugoslavia.

Inéditos en Melbourne 1956, la siguiente proeza vino en Roma '60 bajando del podio a los locales al ganarles la medalla de bronce por 2-1. El despegue total se dió en las siguientes dos Olimpiadas al lograr el máximo logro ante Checoslovaquia (Tokio 1964) y Bulgaria (México 1968) por 2-1 y 4-1 respectivamente, para todavía darse el lujo de perder la final de Munich '72 ante los polacos por 2-1.

Una verdadera lástima que un éxito sin precedentes como el del seleccionado húngaro se utilizara como aparato propagandístico en la época de la Guerra Fría como emblema socialista.