Julio Sergio, portero de la Roma le dió el miércoles otro significado a la frase dejar sudor y lágrimas en la cancha. Literalmente lloró cual magdalena bajo los tres palos.
Lesionado de una distensión de ligamentos en el tobillo derecho alrededor del min 90 y con los cambios agotados, debió haber sentido eternos esos 300 segundos para esperar el pitazo final.
Como siempre una imagen dice más que mil palabras:
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